Nutrición
Deja el mito a un lado
LAS GRASAS ‘BUENAS’ Y SUS BENEFICIOS
Redacción Fit | Tiempo de lectura 6 min
Estás a dieta y lo primero que haces es cortar calorías erradicando por completo las grasas. Grave error. Está comprobado que las denominadas ‘grasas buenas’ son esenciales para el buen funcionamiento hormonal y metabólico, lo que contribuye a perder ¡aún más peso!
Equilibrio: esta es una palabra clave en cualquier plan de alimentación; no obstante, por el afán de obtener resultados rápidos, las personas están tomando malas decisiones en cuanto a lo que comen y dejan de comer. Es importante entender que cada uno de los macronutrientes (carbohidratos, proteínas y grasas) son indispensables y cumplen una función en nuestro organismo; en el caso de las grasas estas tienen una importante función energética y reguladora.
El problema de las ‘dietas milagro’.
Muchas dietas actuales excluyen a las grasas. Por si fuera poco, en el mercado los alimentos light o bajos en calorías están a la orden del día; sin embargo, ‘sin grasa o bajo en grasa’ no es necesaria-mente sinónimo de ‘saludable’. ¿La razón? Estos productos ‘aptos para dietas’, traen adicionado (justamente para no sacrificar el sabor) un ingrediente verdadera-mente nocivo para la salud: el azúcar.
El cuerpo y las grasas.
El metabolismo de las grasas es más bien sencillo de explicar: cuando se agota la glucosa, el cuerpo busca las reservas energéticas para continuar su funcionamiento. Si no hay consumo de grasas ni carbohidratos, entramos en una especie de modo de supervivencia, donde tomará estas reservas, y hasta allí habríamos logrado el objetivo; no obstante, este comportamiento hará que el cuerpo se prepare para este tipo de ‘emergencias’ en el futuro almacenando más grasa de reserva para no tener que volver a pasar por ese estado de inanición. ¿En palabras más sencillas? El cuerpo es sabio; cree que se va a morir de hambre la próxima vez que haya restricciones y la comida que se ingiera, será almacenada ‘por si acaso’, como grasita, para después.
No todas son iguales.
Ahora bien. Cuando hablamos de grasas no nos referimos a las papas fritas o al chicharrón. Hay algunas que por su composición química favorecen el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo. En este sentido, las grasas saturadas (las denominadas ‘malas’) presentes en mantequillas, lácteos y carnes rojas, entre otros productos, pueden consumirse ocasionalmente. Por su parte, las grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas pueden volverse nuestras aliadas a la hora de perder peso, ya que garantizarán el correcto funcionamiento del metabolismo.
Estas últimas, que tienen componentes como el Omega 3 y 6 y CLA, deberían conformar hasta un 15 % de nuestro requerimiento diario; las encontramos en alimentos como pescados azules, aceite de oliva y aceite de coco, frutos secos, semillas de linaza, chía, yemas de huevo, yogur y aguacate, entre otros.
“Las dietas restrictivas no son funcionales y sostenibles porque, una vez se modifique, el cuerpo recuperará el peso perdido”.
Los beneficios de las grasas.
• Mejoran la respuesta hormonal a la insulina cuando consumimos glucosa. Las grasas regulan la digestión y liberan la glucosa a la sangre de forma paulatina, garantizando niveles permanentes y estables que ayudan a movilizar la grasa y mantenernos llenos por más tiempo.
• Además, aceleran el metabolismo porque ayudan a mantener el balance hormonal.
• Tienen propiedades anticatabólicas, principalmente los ácidos grasos omega 3, estimulando la hormona de crecimiento, regulando el cortisol e impidiendo la pérdida de masa muscular.
• Favorecen la absorción de vitaminas liposolubles como la A, D, E y K indispensables para la fijación del calcio, la coagulación de la sangre y el equilibrio del sistema nervioso. En estados de ansiedad es difícil perder grasa.
• Mejoran la respuesta a la leptina, hormona que regula el apetito, evitando que comamos en exceso.
Texto por: Laura Piedrahita Gómez, coach nutricional.