El 19 de octubre se celebra el día internacional de la lucha contra el cáncer de mama. Enfermedad que es la principal causa de mortalidad femenina en países en desarrollo y la segunda en países desarrollados, seguida por el cáncer de pulmón. La alimentación juega un papel crucial para la prevención, a continuación algunas recomendaciones.

El doctor Leonardo Camargo, médico corporativo de Bodytech, explica que algunas enfermedades tienen un sustrato genético, es decir, están programadas en los genes de un individuo. Es el caso del cáncer de mama; sin embargo, el desarrollo de la enfermedad puede verse contrarrestado debido a que el entorno y los hábitos tienen un efecto sobre la expresión de los genes, lo que se conoce como epigenética.

Una mala nutrición, la actividad física deficiente o la exposición a sustancias cancerígenas pueden detonar la expresión de genes que favorezcan el desarrollo de la enfermedad y que, de otra forma, habrían permanecido inactivos. El sobrepeso, por ejemplo es un factor de riesgo importante, subir de peso tan solo en un 10 por ciento, puede aumentar considerablemente las posibilidades de desarrollar cáncer de mama.

Llevar una alimentación saludable es determinante para prevenir el desarrollo de esta enfermedad.

Carolina Novoa, health coach en medicina funcional, explica algunos hábitos alimenticios que pueden ayudar a prevenir:

• Llevar una dieta balanceada alta en nutrientes, rica en grasas buenas y vegetales y con suficiente proteína, de acuerdo a las necesidades individuales.
• Reducir al máximo las harinas refinadas, dulces y alimentos procesados.
• Basar la alimentación en comida real, de buena calidad y lo más limpia posible.
• Incluir alimentos altos en antioxidantes que protegen el cuerpo del daño oxidativo que puede detonar un cáncer, como vegetales crucíferos, cúrcuma, frutos rojos, ajo, limón, tomate, nueces, té verde y cacao.

Para casos específicos, cuando existe un riesgo genético identificado, algunos especialistas recomiendan hacer cetosis, un tipo de alimentación que utiliza la grasa como fuente de energía. Involucra también la supresión de carbohidratos y azúcares, debido a que las células cancerígenas se alimentan de glucosa y entre menos se consuma será más efectiva la alimentación para prevenir.

Otra práctica útil de prevención y tratamiento es realizar ayunos. Siempre según la indicación, guianza y seguimiento médicos. Durante el ayuno se activa la autofagia, un mecanismo donde el cuerpo desecha las células cancerígenas o dañinas.

Sin embargo, no existen estudios médicos que demuestren exactamente qué puede evitar el cáncer. Están en juego variables genéticas y ambientales, que afectan distinto a cada individuo.

Lo más importante, tanto en la prevención como durante el tratamiento, es basar la alimentación en ingredientes naturales, con el menor proceso posible e incluir alimentos que contengan antioxidantes y ayuden a evitar el desarrollo de células cancerígenas.

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