Los expertos revelan que el secreto está en encontrar el balance entre el ‘yo’ y el ‘nosotros’, de forma que amar al otro no implique olvidarse de sí mismo.

El fuego del amor se alimenta de muchos elementos, pero hay un combustible que nunca falla: la complicidad. Esta es, según el psicólogo clínico y autor de libros como Al infierno se va en pareja, César Landaeta, la mejor cualidad para mantener ‘la llama encendida’. “Es divertido saber que uno cuenta con un cómplice con quien comparte diversiones secretas: este es un pegamento fuerte para el vínculo amoroso”, señala.

Por eso es necesario crear y conservar lo que Landaeta llama el ‘código privado’ que identifica a cada integrante de la pareja. “Se trata de ese tipo de palabras, miradas, gestos o comportamientos que dicen: ‘estamos unidos, nos queremos y no nos hacemos daño: somos solo tú y yo’”, explica.

Con este método —indica el psicólogo— también se evitan malas interpretaciones que son muy comunes como cuando, por ejemplo, uno de los dos comete alguna imprudencia que pudiera herir a su contraparte y apenas una mirada o un gesto que los identifica demuestra que no quiere agredirla porque son ‘del mismo equipo’.

Sin embargo, otra de las claves para fortalecer los lazos en una relación es proteger la individualidad. En efecto, cada cual puede amar al otro con la libertad de disfrutar sus propias formas de entretenimiento, aficiones y círculos de amistad personal, lo cual trae como consecuencia establecer una ‘distancia’ en la que hay espacio para encontrar algo de ‘extraño’ en el otro, dándole una dimensión renovadora que evita la rutina y el aburrimiento.

Una charla amigable

Tener una conversación sobre las preocupaciones, deseos, expectativas y logros de la pareja es fundamental en una relación. Si bien es cierto que tradicionalmente las mujeres suelen tener mayor disposición para sostener conversaciones sobre el ámbito emocional, también es posible incentivar a los hombres a expresar lo que sienten.

Lo importante, asegura César Landaeta, es “estimular una charla amigable, divertida, mas no dramática, con su pareja”. Y para ello, es necesario que en el intercambio verbal cotidiano se evite la exigencia constante de argumentaciones, de forma que, cuando el tema realmente amerite de una discusión productiva, la pareja esté dispuesta a hablar.

Distancias que unen

La psicoterapeuta Esther Perel, experta en relaciones modernas y reconocida por sus charlas TED (Tecnología, Entretenimiento, Diseño), invita a disfrutar de esos espacios propios. “El deseo es como el fuego. Y el fuego necesita aire para sobrevivir”, indica en su charla ‘El secreto del deseo en las relaciones a largo plazo’.

Por ello, advierte que “el amor necesita cercanía, pero el deseo necesita distancia. Si bien ambas personas están ávidas de seguridad, fiabilidad y cercanía para mantener una relación romántica, las necesidades asociadas con el deseo son diferentes, e incluyen cosas como aventura, novedad y misterio”. Además, asegura que la necesidad o dependencia extrema de la pareja es un “antiafrodisiaco”.

Pero, sin duda, lo más importante para mantener vivo el deseo —explica Perel— son las ganas y la disposición que cada persona tenga para compartir con el otro una nueva faceta de sí mismo, y para innovar y redefinir la rutina.

Amor y sexo

En general existen muchas dudas frente a los beneficios de vivir en pareja y la forma de disfrutar de las fantasías sexuales de cada uno. Y esto, explica César Landaeta, dependerá primero del grado de confianza y libertad que se haya desarrollado en la relación. “Si bien lo mejor es que comuniquen sus deseos o fantasías, siempre es bueno respetar las aprensiones del otro. A veces, los amantes se dejan influenciar por películas y creen que ese es el súmmum del placer, pero es mejor ser creativos y privados en sus preferencias”, añade.

Cuando las relaciones sexuales se vuelven monótonas, o si uno de los integrantes siente que tiene que convencer a su pareja para que le dedique más tiempo y atención en la vida sexual, “algo puede estar fallando en el campo de la comunicación, por lo que hay que examinar los términos de la convivencia y reajustarlos si es necesario”.

Señales de alerta

Hay varios signos de alarma sobre un posible ‘apagón de la flama’ del amor y de la pasión que en ocasiones pasan inadvertidas por el factor de negación, sobre todo en la persona más afectada, explica Landaeta. Las más comunes son los olvidos de fechas importantes, el desgano sexual, la rutina tediosa y los ‘oídos sordos’ a las peticiones de atención que uno de los miembros de la pareja haga, indica el psicólogo.

Ante esto, lo importante es que cuando se presenten esos indicios no se dejen pasar como trivialidades o algo que cambiará con el tiempo. Si no se ejecuta una acción definida y eficiente, el mal puede crecer y apoderarse del vínculo hasta asfixiarlo.

Finalmente, pero no menos importante, la recomendación es cuidar el hábito de reírse juntos, ya que es un antídoto contra conflictos innecesarios que suelen ser agentes saboteadores de una relación sana. Sin embargo, el experto advierte que, si bien la risa es un bálsamo contra la rutina, hay que tener cuidado de no burlarse el uno del otro ni de tomar a la ligera temas serios.

Lo importante es que una dosis de buen humor hace más llevaderos los tiempos de alta marea en la vida de pareja.

ALGUNAS CLAVES

Disfruta de espacios propios, esto te ayudará a mantener vivo el deseo y la disposición para pasar tiempo juntos.

Cultiva constantemente la intimidad y la creatividad en las relaciones sexuales.

Identifica los signos de alarma del desencanto. Nunca subestimes una señal de que algo está fallando y trabájalo con tu pareja.

Como regla de oro mantén la complicidad con tu pareja. Es este el mayor secreto de una relación exitosa.