En un triatlón Oscar nada a mar abierto durante 3,86 kilómetros. Ata el extremo de una cuerda a su cuerpo, el otro extremo está sujeto a un bote inflable desde donde Luis David, su hijo, lo ve bracear. Luego, en una bicicleta adaptada para los dos, recorren 180 kilómetros y, finalmente, corre durante 42,2 kilómetros de distancia con 75 kilos de más, entre su hijo y la silla de ruedas. Aún así, siente que debe aclarar que él no es un deportista de alto rendimiento, simplemente es un papá que apoya a su hijo y que el atleta es Luis David.

Son un equipo. Una dupla de disciplina y confianza. Hablan con naturalidad de los percances de salud que sufrió Luis David cuando era apenas un bebé, de lo que les costó como familia planear las rutinas y de cómo funcionan gracias a una mamá y una hermana dispuestas a darlo todo.

Los deportes eran parte de las actividades semanales de Luis David, explica Óscar, como estudiar alemán e inglés o aprender a tocar el piano, pero tomaron relevancia hace cinco años cuando Luis David manifestó que quería participar en una carrera de 10k. Comenzaron a prepararse sin saber que ese sería el primer paso del Team Caro Wagner, pronto Luis David quería subir el nivel de los retos. “Y yo creyendo que con esa primera carrera me había salvado”, dice Óscar, entre risas.

Ambos entrenan de dos a tres horas diarias y para su preparación cuentan con el apoyo del Club Médico Deportivo Bodytech. Asumen con compromiso y buen humor cada nuevo reto, como cruzar a nado el estrecho de Gibraltar. Las carreras, los desplazamientos y todo lo que implica llegar hasta cada competencia pueden parecer quijotadas para algunos; afortunadamente cuentan con fieles escuderos que, como a don Quijote, los respalda y apoya en todas las proezas que se les ocurran.

Luis David además continúa con sus actividades escolares, pasan tiempo de calidad en familia y decidieron ‘no ser normales’, por el contrario ‘ser extraordinarios’, como lo cuentan en su libro Los Increíbles, en el que relatan sus logros y reflexionan sobre lo valiente que ha sido salir adelante en una sociedad que, según ellos, entiende la discapacidad como una carga y no como una oportunidad.

Luis David y Óscar dejan una marca indeleble en la memoria de todos los que conocen, el amor que se siente y la fuerza que transmiten, su presencia es algo que no se borra y que no se olvida. Óscar es un papá inquebrantable y, según él, como cualquier otro que ame a sus hijos. Como dice Óscar, quien es muy creyente: “la fuerza la saco del amor por Luis David y de Dios, no puede venir de ningún otro lado”.

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