Bienestar

Teoría de conspiración: las especies en el gimnasio

 POR: REDACCIÓN FIT |03 AGO 2021 |  3 MIN

Celebremos la alegría de entrenar con todas las situaciones y las personas con quien compartimos en el gym.

 

Queridos lectores: Sé que ustedes seguramente son gente muy disciplinada que nunca ha empezado la dieta de las 8 semanas que rompe a las 8 horas, que cuando compraron esa caminadora que llevaron a la casa, seguro, como gente constante y decidida que son, lo hicieron para usarla a diario y no fue una adquisición motivada por la culpa de haber comido chicharrones, tocineta y helado ese mismo día, en ese mismo supermercado.

 

 

Es más, creo tanto en ustedes que sé que jamás usarían la caminadora como perchero. Pero no es mi caso, normalmente yo no poseo ese nivel de compromiso y disciplina. Sin embargo, motivada por la euforia del año nuevo, retomé mis visitas al gimnasio como la simple humana imperfecta que soy. ¡Oh, sorpresa! Me encontré con espacios que parecen sacados de una película de ciencia ficción y no solo por las máquinas de posible tecnología alienígena de ultra punta, sino por las especies que lo habitan: ya no estoy segura de que todos sean humanos.

 

 

Están los E.T.: sus cuerpos llenos de arrugas faciales dan la primera impresión de ser mayores y frágiles, alivio para mí porque creí que definitivamente me iba a ver mejor que ellas y ellos en ropa ajustada, pero no. Este grupo se transforma al llegar a las máquinas pues incrementan su fuerza de manera sorprendente y muestran que, debajo de esa sudadera, hay buen porcentaje de masa muscular.

 

 

También hay otras sospechosas criaturas a las que he llamado los hijos de Apolo. Y no me refiero al sitio de striptease masculino en Bogotá (aunque me pareció ver caras y bíceps conocidos), sino a los semidioses con cuerpos gloriosos que no sudan y, si lo hacen, es como una bella sinfonía de poros perfectos que permiten la salida de un elíxir de belleza bajo en grasa, que hace que la ropa se le pegue al cuerpo y gracias a los dioses del Olimpo por eso.

 

 

Las semidiosas también son fuertes y ostentan esa elegancia y destreza; ir con ellas a clase de aeróbicos es una experiencia frustrante. Al contrario de las primíparas como yo, no se pierden en los pasos, no se les sacude ninguna parte del cuerpo, ni se les escurre ni les cuelga N A D A.

 

 

Identifiqué también al espía intergaláctico, el sospechoso que llega diariamente con todos los accesorios posibles, la ropa, los tenis, todo perfectamente combinado…y tras de paso, ¡nuevo! Se mueve en el gimnasio todo el tiempo y pareciera que las únicas repeticiones que hace son las del celular tomando selfies. Este sujeto camina como si tuviera músculos alienígenas invisibles a los ojos humanos, conoce a todo el mundo y va al gimnasio a todo, menos a hacer ejercicio.

 

 

Y, por último, estamos los terrícolas que aún no sabemos cómo vestirnos para entrenar, nosotros los que cuando nos cansamos a los 10 minutos de caminadora, ponemos el noticiero y fingimos estar lentos por la preocupación de la subida del dólar; los que creemos que por comprar el paquete de cinco años ya cumplimos la cuota de adoptar un estilo de vida saludable, así no vayamos. Nosotros, los terrícolas, promesas fallidas del fitness, para quienes ir al gimnasio es una experiencia de otro planeta.

Redacción Fit

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