El método de entrenamiento Pilates que hoy conocemos, surgió en la cabeza de Joseph Hubertus Pilates tras una infancia con una frágil salud producto de asma y fiebres reumáticas pasando por campos de concentración en Alemania y luego recuperando a veteranos de guerra.

Pilates no se quedó sumido en el dolor, lo utilizó para estudiar el cuerpo y los movimientos humanos y de animales. Luego de la Primera Guerra Mundial dedicó todos sus esfuerzos para recuperar a soldados tras las duras secuelas del enfrentamiento.

Ideó sobre sus camas, cuerdas para inmovilizar las extremidades y luego poleas para ayudar a recuperar el movimiento. Este sistema sería el origen de las máquinas que hoy conocemos como camas de Pilates Reformer.

Y si con el sistema rudimentario de aquella época, los militares recuperaron su movilidad qué no harán las modernas camas de Pilates en personas sanas y en aquellas que presentan una lesión en su columna, hombro, rodilla, codo o tobillo. ¡Pues mucho!

El control lo es todo. Si dominas tu cuerpo dominas el dolor. Cuando tenemos un dolor o una molestia permanente, nuestra mente nos lleva a centrarnos en éstos y en aquellos movimientos en los que nos sentimos limitados. Con un entrenamiento guiado por expertos, el dolor se sube a la cama pero primero lo hacen tus ganas de recuperarte.

El entrenamiento en este caso se centra en fortalecer no solo tu cuerpo, sino tu mente, logrando una atención plena en el movimiento, en cómo ganar fuerza y disminuir la percepción del dolor.

Aumento de la consciencia corporal. El dolor frecuente que sentimos en una zona de nuestro cuerpo muchas veces es ocasionado por movimientos incorrectos que ejercen presión o carga en nuestros músculos.

En este caso, el entrenamiento de Pilates se centra en identificar el problema que causa la lesión o el dolor y en trabajar en la consciencia corporal de cada individuo porque no se trata solo de sentirse bien en la terapia sino de lograr esa misma sensación a lo largo del día.

Por eso, el entrenamiento va contigo aún cuando estés fuera del estudio de Pilates. Mantener el cuello sin forzarlo mirando el computador o el celular, tener los hombros hacia atrás, la columna recta y el abdomen contraído son solo algunos movimientos que se convierten en parte de ti en todo momento. Esto es lo que conocemos como conciencia corporal y que nos permite reducir el dolor actual y evitar la aparición de otras molestias.

Aumento de la fuerza. Muchas de las lesiones osteomusculares del mundo moderno aparecen por malas posiciones frente al computador o por acciones repetitivas en trabajos operativos.

Lo que hace Pilates en este caso es entrenar tu cuerpo para que ganes fuerza y control en los movimientos diarios, cualidades que te permiten disminuir el dolor causado. Por ejemplo, si la rodilla te flaquea al subir o bajar escaleras puede que los músculos alrededor de esta articulación estén débiles y esta debilidad te cause dolor.

Al aumentar la fuerza de los músculos, tu rodilla estará más protegida y ganará movilidad.

Incremento de la flexibilidad. Una de las cualidades físicas que más se afecta con las malas posturas es la flexibilidad. El agarrotamiento de las articulaciones, esa clásica sensación que tenemos al despertar, levantarnos de la silla o de ver televisión y que produce dolor se debe a la falta de control muscular.

Queremos estirarnos pero nos sentimos inseguros de hacer uno u otro movimiento y preferimos no exigirnos. Por eso el trabajo de flexibilidad que se hace en Pilates es tan necesario pues nos lleva a recuperar la movilidad perdida y a llegar a rangos de movimiento que no imaginamos.

No se trata de hacer un split en la primera sesión pero lo que sì es seguro es que a fuerza de constancia tu cuerpo se sentirá más largo y flexible.

Debido a que el entrenamiento de Pilates se centra principalmente en la flexibilidad de la columna y en aumentar el movimiento, es muy importante realizar este entrenamiento con profesionales expertos en la materia. Consulta con nuestros entrenadores de Studio Pilates y recupérate de lesiones o mejor, ¡evítalas!